viernes, 7 de septiembre de 2018

Evolución del Autismo: primera época


Para llegar a entender el autismo como lo conocemos hoy, es necesario remontarnos años atrás y analizar cómo este concepto ha ido evolucionando. Desde la Edad Moderna existen referencias relativas a individuos con síntomas compatibles con un diagnóstico de autismo. Entre ellas habría que señalar la recogida por Johanes Mathesius (1504-1565) en las crónicas de Martín Lutero; las relativas a Fray Junípero Serra (1713-1784), cuyas dificultades sociales y comunicativas parecen apuntar a que él mismo mostraba rasgos autistas; o el caso del "niño salvaje Victor de Aveyron" (también en el siglo XVIII), que mostraba deficiencias en las interacciones y que años después dió lugar a múltiples especulaciones sobre si podría tratarse de un caso de autismo (HarlanLane, 1976; Uta Frith, 2003). Sin embargo, no sería hasta 1911 cuando Bleurer acuñase el término autismo, ni hasta los años cuarenta del siglo XX cuando Kanner (1943) y Asperger (1944) llevasen a cabo las primeras investigaciones sobre tal trastorno.

Bleurer, empleó por primera vez el término "autismo" en su artículo "Dementia precoxoder Gruppeder Schizophrenien" (1911), definiéndolo como síntoma de la Esquizofrenia o "Schizophrenie" (escisión de la realidad) y, en este sentido, sustituiría a la "Demencia Precoz" de Kraepelin (1896). Bleurer planteaba el alejamiento de la realidad externa del paciente y su aislamiento social y se refería al autismo como una parte de la esquizofrenia. Etimológicamente el término procede del griego y se crea con "autos" que significa "sí mismo" e "ismo" que indica estado o acción. El autor observo dicha sintomatología en un grupo de pacientes esquizofrénicos, más concretamente, en las psicosis esquizofrénicas, en los que planteaba dos características principales (Garrabé de Lara, 2012): el empobrecimiento intelectual (verblodung) y la escisión (spaltung). No conceptualizó el termino como criterio diagnóstico por estar presente únicamente en una parte de los pacientes que observaba bajo el mismo diagnóstico y no en todos los que presentan dicha patología. Por otra parte, al centrarse en pacientes esquizofrénicos trabajó sobre pacientes adultos, por lo que se planteaba que el autismo era una patología propia del final de la adolescencia o la adultez y no una enfermedad de génesis en la infancia o del neurodesarrollo.
           
En 1923, Jung a través de los conceptos de introversión y extraversión como características de la personalidad plantea el autismo como "personas profundamente introvertidas, orientadas al mundo interior" (Artigas-Pallares and Paula, 2012). Para este autor el extremo de la introversión era particularidad de algunas modalidades de esquizofrenia.

Para trasladarnos a las primeras menciones relevantes que hablan propiamente de este trastorno del neurodesarrollocomo entidad clínica distinta hay que mencionar a Kanner (1943) y a Asperger (1944). Ambos autores realizan las primeras descripciones de niños con autismo sobre unas determinadas características que aparecen en algunos casos infantiles.El primero de ellos, Leo Kanner, psiquiatra infantil, plantea una característica básica del trastorno: "la obsesión por mantener la identidad, expresada por el deseo de vivir en un mundo estático, donde no son aceptados los cambios" (Artigas-Pallares and Paula, 2012). Kanner (citado por Rivière, 2001) señala tres aspectos que aparecían en común en todos los niños:
-          1. Dificultad en las relaciones sociales o aislamiento social." Incapacidad para relacionarse normalmente con las personas y las situaciones".
-       2. Deficiencias y alteraciones en la comunicación y el lenguaje. Comunicación atípica. Destacarían, por ejemplo, las ecolalias (repeticiones de sonidos, palabras o frases), la literalidad a la hora de comprender al interlocutor o la apariencia de sordera en algún momento del desarrollo.
-       3. Inflexibilidad, tendencia e insistencia con las rutinas rígidas y restringidas, conductas repetitivas. La "insistencia en la invariancia del ambiente".

Hans Asperger, llegó a las mismas conclusiones en 1944 en su artículo "La psicopatía autista en la niñez" indica que "El trastorno fundamental de los autistas es la limitación de sus relaciones sociales" (Asperger, 1944: 77). No obstante, sus trabajos no fueron conocidos fuera de Alemania ni tenidos en cuenta en los primeros años de desarrollo del término hasta 1981, año en el que LornaWing, de quien hablaremos más adelante, traduce su obra al inglés.

Tras estos autores se tardan aun algunos años en cambiar la hipótesis de trabajo, se deja de plantear como causa del trastorno la relación con la madre en los primeros contactos del niño y se modifica la creencia de que se trata de una alteración de tipo afectivo por una de tipo cognitivo. En el caso de autismo las investigaciones comienzan a abordar el trastorno no solo desde la descripción de los casos sino siendo desarrollados los criterios diagnósticos propios e incorporado a los manuales en torno a los años 80. Recordemos que hasta los años 50 (Primer Congreso Mundial de Psiquiatría, París, 1950) no se plantea la necesidad de sistemas de clasificación y manuales diagnósticos donde enumerar las patologías y sus síntomas. La Organización Mundial de la Salud no incluye los trastornos mentales en su clasificación hasta 1974 (octava edición), presentando aun la CIE-9 (1979) las psicosis esquizofrénicas clasificadas entre "otras psicosis" (Garrabé de Lara, 2012). Por lo que durante los años 50 y 60 los trabajos sobre el autismo se centran en su posible vinculación con la esquizofrenia y la interpretación psicodinámica centrada en el origen afectivo del trastorno, siendo Kanner el mayor defensor de que ambos trastornos representan cuadros clínicos diferenciados y planteando el autismo como "alteración autista innata del contacto afectivo". Las teorías de Kanner(1943) oscilaron entre el innatismo de la enfermedad y las teorías sobre la relación afectiva con los padres.

Al respecto de estas últimas, destaca la "Teoría de las Madres Nevera" de Bruno Bettelheim (1903-1990) quien localiza la causa del autismo en la frialdad de los progenitores, en madres ausentes y frías, sin ningún tipo de génesis orgánica. El entorno familiar influía directamente en el trastorno emocional del niño. No fue el primer autor en atribuir los inicios del autismo a la mala relación maternofilial, previamente lo habían planteado otros autores como Erikson (1950). No obstante, estas teorías fueron perdiendo fuerza en la interpretación del autismo.

 Se pueden diferenciar claramente tres etapas en el estudio del autismo (Rivière,2001):
- Primera época: 1943-1963. Los inicios del autismo podrían definir el trastorno como afectivo, de tipo emocional, causado por una relación paternofilial no adecuada. Son así, los padres, los que generan el comportamiento deficitario de sus hijos. Si bien estas teorías imperaron unos años hoy están consideradas como mitos sobre el autismo y sin base científica subyacente. El tratamiento principal eran las terapias dinámicas.

- Segunda época: 1963-1983. Inicio de las asociaciones del autismo con trastornos de índole neurobiológica. Alteraciones cognitivas pasan a ser las responsables de los déficits en la comunicación y el lenguaje, la inflexibilidad y las dificultades relacionales. El tratamiento principal pasa a ser la educación del niño.

- Enfoque actual. Autismo como trastorno del desarrollo. Avance en los procedimientos para tratarlo, actualmente se pueden complementar con tratamiento farmacológico útil para paliar cierta sintomatología.

           

No hay comentarios:

Publicar un comentario