viernes, 19 de octubre de 2018

Modelos de escolarización educativa para alumnos con Trastornos del Espectro Autista


Como es obvio, los niños con TEA tienen el mismo derecho a recibir una educación de calidad. Dada la gran variedad de sintomatología que puede observarse en el continuo autista y las diferencias que se pueden observar de unos casos a otros es complicado establecer unas necesidades educativas comunes o unas pautas metodológicas que nos resulten imprescindibles para todos los alumnos.

Para empezar, los expertos recomiendan que la escolarización de estos alumnos se realice en aula ordinaria, excepto en algún caso más severo. Pero, no obstante, todos los alumnos tienen el mismo proceso de escolarización, independientemente de las modalidades de escolarización posteriores. Dicho proceso comienza por la valoración de alumno en el EOEP (Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica), responsable de la orientación de los centros de educación infantil y primaria que escolarizan a alumnos entre 3 y 12 años (Redcenit.com, 2018) y el Dictamen de Escolarización, que detecta las necesidades educativas del niño y recomienda la modalidad más adecuada para él. Dependiendo de cada alumno y su idiosincrasia hay diferentes opciones de escolarización:
-          - En centro ordinario con apoyos, de un educador cuando el niño no es aún suficientemente autónomo, de un Maestro de Audición y Lenguaje (AL) o logopeda, de un Maestro de Pedagogía Terapéutica (PT). Quitando en estos momentos puntuales el niño está integrado en un aula ordinaria.
-          - En centro de educación especial (CEE): para los menores que necesitan más apoyos y recursos.
-          - En aulas de Comunicación y Lenguaje (Aulas CyL): son aulas más reducidas dentro de un centro ordinario.
-          - Escolarización combinada: la escolarización se comparte entre un centro específico y uno ordinario.


viernes, 12 de octubre de 2018

El autismo en el marco de la educación reglada


Para tratar el autismo desde la escuela ordinaria, es importante que tanto los centros como los docentes tengan presentes, en todo momento, que los alumnos con Trastornos del Espectro Autista (TEA) no dejan de ser alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) y que, independientemente de su potencial e inteligencia individual, siempre van a presentar, en mayor o menor grado, problemas en las siguientes áreas (VIU, 2018):
-      -    Problemas de interacción social, consistentes en un cierto grado de aislamiento y falta de contacto social y afectivo con las personas, así como carencia de empatía e incapacidad para expresar sus propios sentimientos.
-       -   Alteraciones de conducta, conductas repetitivas o disruptivas y obsesión por ciertos temas normalmente de escaso interés para el resto, como series de números o las posiciones de estrellas y planetas.
-       -   Alteraciones cognitivas, que afectan principalmente a aspectos relacionados con la abstracción, la función simbólica, el lenguaje, la atención y la memoria.
-       -   Alteraciones en la comunicación verbal y/o no verbal, que puede ser inexistente o presentar importantes anomalías en la intencionalidad o el significado.
-          -   Dificultades de la coordinación motriz, con grandes variaciones entre un caso y otro se observan problemas de movimiento y coordinación.

Estos problemas derivan en unas necesidades educativas específicas que tengan como objetivo principal paliar, potenciar y mejorar en la medida de lo posible las alteraciones en el plano cognitivo, intelectual y social de estos alumnos. Para conseguirlo, el profesor cuenta con tres herramientas básicas: adaptación del currículo, criterios metodologías especiales y actividades específicas.
           
Los objetivos generales de las estrategias educativas en niños autistas deben estar dirigidos a la consecución de las siguientes metas (VIU, 2018):
-        -   Potenciar al máximo la autonomía e independencia personal niños con autismo.
-         -   Desarrollar el autocontrol de la propia conducta y su adecuación al entorno.
-    - Mejorar las habilidades sociales de los alumnos, para que su objetivo sea adquirir la capacidad de desenvolverse en el contexto y el seguimiento de las normas, claves y convencionalismos sociales y emocionales.
-          - Desarrollar estrategias de comunicación funcionales, espontáneas y generalizadas.
-          - Fomentar la intención comunicativa y la reciprocidad en la comunicación.
-          - Desarrollar procesos cognitivos básicos como el pensamiento abstracto, la atención y la memoria.
-          - Adaptación curricular.

En base a la consecución de estos objetivos, el equipo docente del centro debe realizar una adaptación curricular individualizada que se adapte al alumno en función de los siguientes aspectos:
-        -  El grado y tipo de autismo del alumno y sus características y potencialidad.
-         -  Las posibilidades de desarrollo funcional de cada niño.
-          - La evolución del alumno.
-          - El entorno familiar y social del alumno.
-         - El contexto educativo en el que se encuentra inmerso el alumno: capacidades del personal e infraestrucutra del centro, posibilidad de que reciba atención y apoyo extraescolar, etc.

    Respecto a los criterios metodológicos, el procedimiento de enseñanza- aprendizaje utilizado debe, por un lado, adaptarse al ritmo y las dificultades en el plano cognitivo, comunicacional y social del niño y, por otro, incidir en la experimentación y el contacto con los demás y el entorno, ya que es la mejor forma de romper el hermetismo que caracteriza a estos chicos y facilitar el aprendizaje funcional. Algunas acciones metodológicas en esta línea que la experiencia ha demostrado muy eficaces son:
-          - El aprendizaje en contextos naturales.
-          - Tomar los propios intereses del alumno como punto de partida.
-          - Prediseño de situaciones que favorecen o desencadenan actos comunicativos.
-          - El típico sistema de aprendizaje de ensayo-error no funciona con niños autistas. En estos casos, es mejor que el profesor le facilite los apoyos necesarios para que pueda realizar la tarea y luego se los vaya retirando poco a poco.
-          - Prestar mucha atención a la expresión y comprensión de los estados emocionales propios y ajenos.
-          - Establecer rutinas y situaciones muy estructuradas.
-          - Evitar elementos de distracción.

 La organización espacio-temporal también debe estar muy estructurada, facilitando la predictibilidad y la anticipación.
-         -  Usar agendas para que el alumno pueda tener muy bien organizado el tiempo, pueda predecir situaciones y le sea más fácil controlar su conducta.

Las actividades enfocadas a niños autistas deben ser muy funcionales, estar muy bien organizadas y estructuradas y destacar por la claridad y la sencillez. En cuanto a los materiales, se debe procurar que por sí solos muestren al niño las tareas que debe realizar. Los apoyos visuales (dibujos, fotos, carteles) son muy útiles en niños autistas como guía y elemento no solo recordatorio, sino también de refuerzo motivacional de las acciones y tareas diarias.

Los trabajos en mesa deben ser repetitivos, bien estructurados, procurando que el niño interactúe con sus compañeros y donde predominen los elementos visuales (pictogramas, puzles) y con los que pueda experimentar (ceras de colores, juegos de construcción, plastilina, etc.).



viernes, 5 de octubre de 2018

Trastornos del Espectro Autista (TEA)


Para poder emitir un diagnóstico con éxito no solo es fundamental conocer los criterios diagnósticos y diferenciar entre sí los diferentes trastornos del espectro autista, sino que también me parece fundamental tener claro con que otros trastornos podemos confundirlo y debemos diferenciarlo. Es obvio que el primer objetivo es hacer el diagnóstico diferencial entre los trastornos del desarrollo, lo cual actualmente ha quedado muy simplificado al estar todos los trastornos bajo un mismo espectro o continuo diagnóstico. Por lo que los otros trastornos a tener en cuenta en un diagnóstico diferencial serían otros trastornos el neurodesarrollo, como la discapacidad intelectual (o trastorno del desarrollo intelectual), trastornos de la comunicación (del lenguaje expresivo, fonológico, de la fluidez, en los que no se observarían alteraciones cualitativas de las relaciones sociales ni comportamientos estereotipados o inflexibles), trastornos motores (del desarrollo de la coordinación. de movimientos estereotipados o de tics) o esquizofrenia de inicio infantil (en la que los síntomas iniciales podrían parecerse a los del autismo, pero de desarrollo más tardío y con presencia de sintomatología delirante entre otros síntomas característicos).

            De cara a diferenciar bien la sintomatología autista y ayudar al diagnóstico diferencial con otros trastornos de la comunicación, vamos a resumir los trastornos del lenguaje que pueden aparecer en esta patología citando a Viloca (2012):           
           
            TABLA 8. Trastornos del Lenguaje en Autistas. Fuente: Viloca, (2012).
TRASTORNO DEL LENGUAJE
1. Comprensión del lenguaje

El niño entiende u oye lo que le interesa muy directamente, "sordera ficticia".
2. Ausencia de lenguaje

Aislamiento, falta de deseo de comunicarse, estado centrado en sí mismo, dificultad para reconocer a las personas como diferentes de sí mismo.
3. Ecolalias
 Inmediata
- Puede darse, pero no es específica del autismo
Diferida (es la típica del autismo)
- Ecolalias de anuncios.
- Repetición de frases de otros que aparecen fuera de contexto.
- Ecolalias con componente emocional.
- Ecolalias e inversión pronominal. Dificultad en decir yo.
- Las formas gramaticales y la sintaxis que utiliza el niño con autismo nos pueden orientar sobre la estructuración de su personalidad.
4. La articulación
Dificultades de pronunciación
- A menudo dificultades para pronunciar y falta de coordinación de la lengua y labios.
- Dificultas porque no miran la boca del que habla
5. La tonalidad
- Es a menudo rara, vacía, con falta de emoción.
- A veces empiezan a emitir sonidos imitando la música del lenguaje o de las canciones.

            Respecto a las ecolalias, tan características del autismo, si bien son una forma alterada de la comunicación, nos son muy útiles como nos indica Viloca (2012) si nos fijamos en ellas, en su contenido, en cómo las utiliza o en cuando lo hace, pues nos aportan información valiosa sobre el niño.

            TABLA 9. Valoración de las ecolalias. Fuente: Viloca (2012).
¿QUÉ VALORACIÓN HACEMOS DE LAS ECOLALIAS?
1. Es una alteración grave del lenguaje porque habla por boca de otra persona
 2. Es mejor que la ausencia de lenguaje.
3. Nos ayuda a entender algo más al niño y su estructuración
4. Se valora
- Lo que expresa.
- Si es muy repetitiva tiene la función de impedir la comunicación.
- O por el momento que la utiliza, interferir en la situación.
- El aspecto más positivo es que hay un entrenamiento e coordinación de los órganos fonatorios para el habla.

           
            El curso evolutivo del autismo puede plantearse de cuatro formas (Ozonoff y cols., 2008; Ozonof, Heung y Thompson, 2001; recogido en Palomo, 2017):
- Síntomas tempranos: aparición de los síntomas desde el primer año de vida, de manera más inespecífica o en forma de peculiaridades propias de su idiosincrasia.
- Estancamiento: a partir del año se produce una detención del desarrollo social y de la comunicación de manera paralela a la aparición progresiva de la sintomatología propia del autismo.
- Regresión: progresiva aparición de los síntomas de manera análoga a la pérdida de habilidades adquiridas con anterioridad.
- Retraso+ regresión: se produce un retraso en el desarrollo y una pérdida de capacidades en torno al segundo año de vida.

            No podemos terminar el apartado de diagnóstico sin señalar la importancia de la detección precoz, tanto para la evolución como para el tratamiento, por lo que los profesionales deben estar formados y ser capaces de detectar las primeras señalas de alarma, sino también conocer algunas de las principales pruebas de evaluación y diagnóstico que se utilizan:
- CSBS DP (Escala de Conducta Comunicativa y Simbólica): de Amy M. Wetherby& Barry M. Prizant, 2002, mide antes de aprender a hablar, siete predictores del lenguaje (emoción y uso del contacto ocular, uso de la comunicación, uso de gestos, uso de sonidos, uso de palabras, comprensión y uso de objetos) y competencias sociocomunicativas. Indicado de 6-24 meses y para ser cumplimentado por el cuidador principal del niño.
- M-CHAT (Lista de Verificación para el Autismo en Niños Pequeños): cuestionario de screening o cribado inicial a los padres que sirve de referencia en la detección de sintomatología autista a los 18-24 meses de edad.
- CAST: destinada a la detección del Síndrome de Asperger es otra prueba de cribado inicial para niños de 4 a 10 años
- ADI-R (AutismDiagnostic Interview- Revised): entrevista semiestructurada de aplicación a los padres
- ADOS-2 (AutismDiagnosticObservational Schedule): es una entrevista semiestructurada para diagnóstico del autismo, de manera autoaplicada.



viernes, 28 de septiembre de 2018

Introducción a los Trastornos del espectro autista (TEA)

Aunque como veremos a continuación la concepción sobre el autismo ha ido avanzando y se han formulado teorías sólidas, y ya no solo basadas en la mera observación de casos, aún nos queda mucho por hacer y por aprender para lograr la verdadera inclusión de estos niños en la educación. Es mucha la fascinación que el autismo y sus teorías suscitan aun hoy en día, suponiendo un reto y un desafío a los profesionales de la salud y de la educación que buscan la comprensión de la mente autista y sus peculiaridades.

 En los últimos años se ha observado un aumento de los casos de autismo detectados y diagnosticados, quizás debido a la mayor participación y conocimiento de todos los profesionales implicados o a la mayor precisión de los procedimientos e instrumentos diagnósticos o a un aumento real de este tipo de trastornos (Confederación Autismo España, 2018). Las cifras apuntan a que en Europa 1 de cada 100 niños nacidos tiene autismo (Autism- Europeaisbl, 2015) y en estudios recientes realizados en Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en 2012 señalaban que 1 de cada 88 nacidos es diagnosticado de Trastorno del Espectro Autista. Por otra parte, ya no parece un diagnóstico más propio de varones, aumentando los diagnósticos en niñas y mujeres en los últimos años (National Association of Special Educational Needs, 2016; citado en Confederación Autismo España, 2018).

Aún en la actualidad no existe unanimidad respecto al profesional encargado de realizar el diagnóstico de autismo, existiendo quienes consideran que dicho diagnóstico debe ser formulado por un médico o pediatra frente a los que consideran más apropiado que sea un psicólogo o un psicopedagogo. Lo que sí que resulta obvio es que tanto los docentes como los profesionales de la educación deben tener claros cuáles son sus síntomas y estar atentos a las señales más comunes para poder detectarlo lo antes posible a través del lenguaje, juego y pensamiento, tanto en el aspecto relacional como en el proceso simbólico (Klein, citado por Viloca, 2012). El diagnóstico se suele hacer de manera multidiciplinar, mediante instrumentos específicos y a partir de los 3 años de edad, aunque se puede hacer desde los 18 meses (Matson, Boisjoli, Hess&Wilkins; citado por JodraChuan, 2015).


            En este sentido, siguiendo el trabajo realizado por Viloca (2012), podemos resumir en la siguiente tabla los síntomas autistas comunes:

Síntomas del Autismo. Fuente: Viloca, 2012, p.33.
SÍNTOMAS AUTISTAS COMUNES
1. Alteración de la interrelación.
Desconexión.
Ve, pero no mira.
No hay motivación en conocer ni explorar el medio.
Tendencia a la autoestimulación de sensaciones en lugar de establecer una relación.
No utiliza las manos, ni para dar ni para recibir.
No hace gestos anticipatorios que comuniquen una demanda de relación.
No existe sonrisa comunicativa.
Hacen una acción sin mirar a la madre, sin compartir con ella el placer: no intersubjetividad.
Deambula sin intencionalidad.
Maniobras que ponen de manifiesto su estado de indiferenciación con el entorno: coge la mano del adulto y le hace coger objetos.
Oye, pero no atiende, ni se gira si se le llama por su nombre.
2. Apariencia de felicidad, de no frustración.
3. Fijación en los movimientos repetitivos o estereotipados.
4. Resistencia los cambios. Tendencia a repetir las situaciones, a la invariancia: intolerancia frente a lo desconocido o nuevo.
5. Alteración en la manipulación de los objetos. No juego simbólico.
6. Acciones que externalizan su estado mental: ansiedades.
7. Memoria perceptiva o fotográfica.
8. Inestabilidad a dolor físico.
9. Conductas agresivas y autoagresión.
10. Trastornos de la alimentación y del sueño.
11. Ausencia de lenguaje o lenguaje muy alterado.

Por otra parte, nos parece importante mencionar las dos clasificaciones diagnósticas oficiales en salud mental, la de la Organización Mundial de la salud (CIE) y la de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), en la que también podremos comprobar la evolución del término autismo en los últimos años.

 La Organización Mundial de la Salud, 1992, en su décima edición de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud (CIE-10), establece bajo el epígrafe: F84 Trastornos Generalizados del Desarrollo, la siguiente clasificación diagnóstica:
            F84.0 Autismo infantil.
            F84.1 Autismo atípico.
            F84.11 Atipicidad sintomática.
            F84.2 Síndrome de Rett.
            F84.5 Síndrome de Asperger.

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA), el DSM-5 (American PsychiatricAssociation, 2013), guía de consulta de los criterios diagnósticos establece los siguientes criterios para el Trastorno del espectro autista 299.00(F84.0):
A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por todo lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):
·         Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varía, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos, pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
·         Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.
·         Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por las personas.

Especificar la gravedad actual:
            La gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de        comportamiento restringidos y repetitivos (véase la Tabla 7).

B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):
·         1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (por ejemplo, estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiodincrásicas).
·          2.Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutina o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (por ejemplo, gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).
·         3.Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (por ejemplo, fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
·         4.Hiper- o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo, indiferencia aparente al dolor/ temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).

Especificar la gravedad actual:
            La gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos (véase la Tabla 7).

C. Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida).

D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.

E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro autista con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro autista y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.

Nota: A los pacientes con un diagnóstico bien establecido según el DSM-IV de trastorno autista, enfermedad de Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otro modo, se les aplicará el diagnóstico de trastorno del espectro autista. Los pacientes con deficiencias notables de la comunicación social, pero cuyos síntomas no cumplan los criterios del trastorno del espectro autista, deben ser evaluados para diagnosticar el trastorno de la comunicación social (pragmática).

Especificar si:
            Con o sin déficit intelectual acompañante
            Con o sin deterioro del lenguaje acompañante
            Asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocido (Nota de codificación: Utilizar un código adicional para identificar la afección médica o genética asociada).
            Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento (Nota de codificación: Utilizar un código(s) adicional(es) para identificar el trastorno(s) neurodesarrollo, mental o del comportamiento asociado[s]).
         Con catatonía (Nota de codificación: Utilizar el código adicional 293.89 [F06.1] catatonía asociada a trastorno del espectro autista para indicar la presencia de catatonía concurrente).


viernes, 21 de septiembre de 2018

Evolución del Autismo: sistemas de clasificación actuales


En la actualidad, los dos sistemas de diagnóstico oficiales, el DSM-V (American Psychiatric Association, 2013) y la CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, 1992) aún tienen en cuenta los criterios propuestos por Kanner. Pero resulta evidente la evolución del término y del diagnóstico a lo largo de los años, apreciándose claramente en las distintas clasificaciones de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) a través de sus ediciones, donde pueden observarse los distintos cambios en la concepción del término y la evolución del enfoque actual del autismo:
· DSM-I (1952): autismo como parte de la sintomatología de la esquizofrenia. El autismo, como categoría diagnóstica propia, a pesar de ser conocido ya, no fue incluido en estas versiones.

·   DSM-II (1958):  mencionaba "La condición puede manifestarse por conducta autista, atípica y aislamiento".            Tabla 2. Criterios diagnósticos del DSM-I (1952) y el DSM-II (1968) para la esquizofrenia de tipo infantil. Fuente: Artigas-Pallares and Paula, 2012.
DSM- I (1952)- Reacción esquizofrénica, tipo infantil
Contempla el autismo como una forma de esquizofrenia, siguiendo la línea previa a las aportaciones de Leo Kanner.

DSM-II (1968)- Esquizofrenia de tipo infantil.
Esta categoría se utilizó para los síntomas esquizofrénicos que aparecen antes de la pubertad. Se considera que la enfermedad puede manifestarse por: comportamiento autista atípico, fracaso para desarrollar una identidad separada de la madre, inmadurez y alteraciones del desarrollo.

Estas alteraciones del desarrollo pueden provocar retraso mental, el cual también debe diagnosticarse.


  •   DSM-III (1980): habla del autismo infantil dentro de los Trastornos Profundos del Desarrollo, produciéndose el cambio a Trastornos Generalizados el Desarrollo y a Trastorno autista con el DSM-III-R (1987), que aumenta los criterios diagnósticos.


            Tabla 3. Criterios diagnósticos del DSM-III para el autismo infantil,1980. Fuente: Artigas-Pallares y Paula, 2012.

6 criterios para el diagnóstico del autismo infantil:
A. Inicio antes de los 30 meses.
B. Déficit generalizado de receptividad hacia las otras personas (autismo).
C. Déficit importante en el desarrollo del lenguaje.
D. Si hay lenguaje se caracteriza por patrones peculiares tales como ecolalia inmediata o retrasada, lenguaje metafórico e inversión de pronombres.
E. Respuestas extrañas a varios aspectos del entorno; por ejemplo, resistencia a los cambios, interés peculiar o apego a objetos animados o inanimados.
F. Ausencia de ideas delirantes, alucinaciones, asociaciones laxas e incoherencia como sucede en la esquizofrenia.
               
                Tabla 4. Criterios diagnósticos del DSM-III-R para el trastorno autista, 1987. Fuente: Artigas-Pallares y Paula,  2012.
Por lo menos deben estar presentes 8 de los siguientes 16 criterios, de los cuales deben incluirse por lo menos 2 ítems de A, uno de B y uno de C.
A. Alteración cualitativa en la interacción social recíproca (los ejemplos entre paréntesis han sido organizados de modo que los listados en primer lugar sean los que sean más aplicables a los más pequeños o más afectados, y los últimos a los mayores o menos afectados) manifestado por lo siguiente:
Marcada falta de consciencia de la existencia de sentimiento en las otras personas (por ejemplo, trata a la persona como si fuera un objeto o un mueble; no detecta el malestar en la otra persona; en apariencia no tiene el concepto de la necesidad de privacidad de los demás).
Ausencia o alteración en la busca de consuelo en los momentos de angustia (por ejemplo, no busca consuelo cuando está enfermo, se hace daño o está cansado; busca consuelo de forma estereotipada, por ejemplo, dice: "queso, queso, queso” cuando algo le duele.
Ausencia o alteración en la imitación (por ejemplo, no gesticula bye-bye; no coopera en las actividades domésticas de los padres; imitación,mecánica de las acciones de los demás fuera de contexto).
Ausencia o alteración en la imitación del juego social (por ejemplo, no participa activamente en juegos simples, prefiere el juego solitario; solo involucra a los otros niños en el juego como soporte mecánico).
Alteración importante en la habilidad para hacer amigos entre los iguales (por ejemplo, falta de interés en hacer amistad con iguales a pesar de tener aficiones similares; muestra falta de comprensión de las normas de interacción social, por ejemplo, leer el listín de teléfono a compañeros que no les interesa).
B. Alteración cualitativa en la comunicación verbal y no verbal y juego imitativo (los ítems enumerados han sido organizados de modo que los listados en primer lugar sean los que sean más aplicables a los más pequeños o más afectados, y los últimos a los mayores o menos afectados) manifestado por lo siguiente:
Ausencia de forma de comunicación, como: balbuceo comunicativo, expresión facial, gesticulación, mímica o lenguaje hablado.
Comunicación no verbal marcadamente anormal, como el uso de contacto visual, expresión facial, gestos para iniciar o modular la interacción social (por ejemplo, no anticipa para ser tomado en brazos, se pone rígido cuando se le toma en brazos, no mira a la persona o sonríe cuando realiza un contacto social, no recibe o saluda a las visitas, mantiene la mirada pérdida en las situaciones sociales).
Ausencia de juego simbólico, como imitar actividades de los adultos, personajes de fantasía o animales; falta de interés en historias sobre acontecimientos imaginarios.
Claras alteraciones en el habla, incluyendo: volumen, tono, acento, velocidad, ritmo y entonación (por ejemplo, tono monótono, prosodia interrogativa, tono agudo).
Claras alteraciones en la forma o contenido del lenguaje, incluyendo uso estereotipado o repetitivo del lenguaje (por ejemplo, ecolalia inmediata o repetición mecánica de anuncios de televisión); uso del "tu" en lugar del "yo" (por ejemplo, decir "quieres una galleta" para decir "quiero una galleta"; uso idiosincrásico de palabras o frases (por ejemplo, "montar en el verde" para decir "yo quiero montar en el columpio"); o frecuentes comentarios irrelevantes (por ejemplo, empezar a hablar de horarios de trenes durante una conversación sobre viajes).
Clara alteración en la capacidad para iniciar o mantener una conversación con los demás, a pesar de un lenguaje adecuado (por ejemplo, dejarse llevar por largos monólogos sobre un tema a pesar de las exclamaciones de los demás).
C. Claro repertorio restringido de intereses y actividades manifestado por lo siguiente:
Movimientos corporales estereotipados (por ejemplo, sacudir o retorcer las manos, dar vueltas, golpear la cabeza, movimientos corporales complejos).
Preocupación persistente por partes de objetos (por ejemplo, olfatear objetos, palpar reiteradamente la textura de objetos, girar ruedas de coches de juguete) o apego a objetos inusuales (por ejemplo, insistir en llevar encima un trozo de cuerda).
Manifiesto malestar por cambios en aspectos triviales del entorno (por ejemplo, cuando se cambia un jarro de su lugar habitual).
Insistencia irracional para seguir rutinas de modo muy preciso (por ejemplo, insistir en que siempre se debe seguir exactamente la misma ruta para ir a la compra).
Manifiesto rango de intereses y preocupación por un interés concreto (por ejemplo, interesado en alienar objetos, acumular datos sobre meteorología o pretender ser un personaje de fantasía).
D. Inicio durante la primera infancia.
Especificar si se inicia en la niñez (después de los 36 meses).
           

  •    DSM- IV (1994) y DSM-IV-TR (2000): establecían distinción en los Trastornos Generalizados del desarrollo de:
F84.0 Trastorno autista [299.00]: Trastorno autista propiamente dicho, caracterizado por déficits en las habilidades sociales y de comunicación y comportamientos o actividades estereotipadas e intereses rígidos e inflexibles.

F84.2 Trastorno de Rett [299.80]: Especifica Andreas Rett (1966), pediatra, dicho síndrome como "autismo de la niña", propio de mujeres y erróneamente incluido dentro de los trastornos del espectro autista, no solo por tratarse de una enfermedad     genética sino también por la evolución y la sintomatología diferentes. Tras un período de funcionamiento normal se desarrollan déficits muy característicos, de los 5 a los 48 meses de edad (pérdida de habilidades, descoordinación, desaceleración del crecimiento craneal).

F84.3 Trastorno desintegrativo infantil [299.10]: Conocido con otros términos como Síndrome de Heller, Demencia Infantil (dementiaInfantilis) o Psicosis Desintegrativa se caracteriza por una regresión evolutiva tras dos años de desarrollo normal(pérdida del control de los esfínteres, de la capacidad comunicativa o de habilidades sociales o motoras). Parece más común en varones.

F84.5 Trastorno de Asperger [299.80]: Si bien comparte características básicas con el trastorno autista se diferencia de este en que no está afectado el lenguaje.

F84.9 Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (incluyendo autismo atípico) [299.80]: Se trataría de una categoría de tipo residual donde se incluirían aquellos trastornos que no terminan de encajar en las categorías diagnósticas anteriores.
           
                        Tabla 5. Criterios diagnósticos para el trastorno autista. Fuente: DSM IV-TR (2000).

A. Para darse un diagnóstico de autismo deben cumplirse seis o más manifestaciones del conjunto de trastornos (1) de la relación, (2) de la comunicación y (3) de la flexibilidad. Cumpliéndose como mínimo dos elementos de (1), uno de (2) y uno de (3).
(1) Trastorno cualitativo de la relación, expresado como mínimo en dos de las siguientes manifestaciones:
a. Trastorno importante en muchas conductas de relación no verbal, como la mirada a los ojos, la expresión facial, las posturas corporales y los gestos para regular la interacción social.
b. Incapacidad para desarrollar relaciones con iguales adecuadas al nivel evolutivo.
c. Ausencia de conductas espontáneas encaminadas a compartir placeres, intereses o logros con otras personas (por ejemplo, conductas de señalar o mostrar objetos de interés).
d. Falta de reciprocidad social o emocional.

(2)Trastornos cualitativos de la comunicación, expresados como mínimo en una de las siguientes manifestaciones:
a. Retraso o ausencia completa de desarrollo del lenguaje oral (que no se intenta compensar con medios alternativos de comunicación, como gestos o mímica).
b. En personas con habla adecuada, trastorno importante en la capacidad de iniciar o mantener conversaciones.
c. Empleo estereotipado o repetitivo del lenguaje, o uso de un lenguaje idiosincrático.
d. Falta de juego de ficción espontáneo y variado, o de juego de intuición social adecuado al nivel evolutivo.

(3) Patrones de conducta, interés o actividad restrictivos, repetidos y estereotipados, expresados como mínimo en una de las siguientes manifestaciones:
a. Preocupación excesiva por un foco de interés (o varios) restringido y estereotipado, anormal por su intensidad o contenido.
b. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos y no funcionales.
c. Estereotipias motoras repetitivas (por ejemplo, sacudidas de manos, retorcer los dedos, movimientos complejos de todo el cuerpo, etc.).
d. Preocupación persistente por partes de objetos.

B. Antes de los tres años, deben producirse retrasos o alteraciones en una de estas tres áreas: (1) interacción social, (2) empleo comunicativo del lenguaje o (3) juego simbólico.
C. La perturbación no encaja mejor con un trastorno de Rett o trastorno desintegrativo infantil.



  •     DSM- 5 entiende que el autismo es un amplio espectro, un continuo con diferentes niveles y en el que puede o no existir comorbilidad con otros trastornos, por lo que se engloban todos los posibles trastornos en una única etiqueta diagnóstica que los abarca como veremos a continuación al exponer los criterios diagnósticos.Resumiendo,los cambios realizados, esta clasificación se sustenta (Artigas-Pallares y Paula, 2012. p.584) "en el hecho de que las diferencias entre los supuestos subtipos de autismo no vienen determinadas por síntomas específicos del autismo, sino por el nivel intelectual, la afectación del lenguaje y otras manifestaciones ajenas al núcleo autista". Se desvincula de la clasificación anterior de los trastornos generalizados del desarrollo el Trastorno de Rett por considerarlo una enfermedad genética específica que comparte algunos síntomas con el autismo (Artigas-Pallares y Paula, 2012).       La nueva clasificación engloba como criterio único las dificultades en la relación social y en la comunicación bajo el "déficit persistente en la comunicación social y la interacción social en distintos contextos". Introduce algunos matices en el apartado de patrones del comportamiento como "la hipo o hiperreactividad a los estímulos sensoriales o el interés inusual en los aspectos sensoriales del entorno". Respecto a la edad de inicio se sustituye el criterio de que esté presente antes de los 3 años por "la necesidad de que los síntomas estén presentes desde la primera etapa" dada la dificultad que denota el diagnóstico en algunos casos más leves en los que no se aprecia hasta que el niño comienza a mostrar dificultades de adaptación al contexto y a las exigencias sociales.