lunes, 23 de marzo de 2020

Ansiedad, qué es y cómo entenderla

- ¿Qué es realmente la ansiedad?
- ¿Y si te digo que es aquello que te permite estar vivo?

La ansiedad cumple una función, como cualquier otra emoción. La alegría, la tristeza, la ira también son emociones. No sería nociva en sí misma.

Es la respuesta normal del organismo ante una situación vivida o percibida como amenaza, real o imaginada para nosotros, nuestro entorno o la supervivencia. Generalmente cumple una función, avisarnos de que algo no va bien. Si fueramos una cebra, por ejemplo (ejemplo que nos encanta a los psicólogos), estamos bebiendo agua tranquilamente y percibimos un movimiento extraño, que pudiera ser un depredador para nosotros, nuestro sistema de alarma se activaría y ese miedo, esa ansiedad sería la que prepararía nuestro cuerpo para poner en marcha los mecanismos de protección, que podrían ser huida o lucha. Para ello nuestro cuerpo pone en marcha respuestas fisiológicas: nuestro corazón bombea más deprisa, respiración acelerada y sensación de ahogo, ampliación del campo de visión... Quedarían parados otros aspectos de nuestro organismo que en ese momento no son indispensables para la supervivencia, el sistema digestivo, por mencionar alguno, para darle prioridad absoluta a la supervivencia. Estos síntomas a veces, son interpretados por la persona que los está sintiendo como "peligrosos", piensas que te puede dar un infarto o que puedes terminar teniendo un desmayo o mareos.

Pues bien, si en ese momento la ansiedad nos ha facilitado salir corriendo y no ser la comida de un depredador, podemos decir que el sistema de alarma ha funcionado correctamente y nos ha salvado la vida.

Por el contrario, puede ocurrir que no se active de modo eficaz, nos haga sentir tanta ansiedad o tanto miedo que nos paralice, en ese caso el león podría comernos y la alarma no hubiese cubierto su función de movilizarnos, por lo que nos supondría un problema (y probablemente al depredador una digestión pesada por comerse una cebra a tope de cortisona).

También puede ocurrir que nuestro sistema se hiperestimule activándose ante cualquier señal, no solo peligrosa sino neutra (el conejo, la mariposa, la rana, la mosca...). En este caso viviríamos en un continuo estado de alarma y agitación que, sostenido en el tiempo, tiene un efecto debastador para nuestro organismo.

Podemos reconocer esta ansiedad por sus síntomas, generalmente a varios niveles:

- Nivel cognitivo:

Rumiaciones, preocupación constante, pensamientos intrusivos, trastornos del sueño (insomnio, sobre todo de conciliación), problemas de concentración o de atención, que a veces se confunden con fallos de memoria (cuesta prestar atención a los estímulos, no se retiene la información y si no estoy atento luego no lo voy a poder recordar). Hay un aumento de la respuesta de alarma, la persona está más sensible, en general, a los estímulos o a los ruidos (se sobresalta fácilmente), emocionalmente. También puede mostrar irritabilidad, labilidad o inestabilidad.

- Nivel fisiológico o vegetativo:

Alteraciones en los órganos internos, sudoración, taquicardia, sensación de ahogo, visión borrosa, mareo, náuseas o vómitos, molestias digestivas (estreñimiento o descomposición), dificultad al tragar, parestesias o sensación de hormigueo en las piernas o brazos, sensación de cambios de temperatura.

- Nivel motor:

Sensación de cansancio, dolores musculares (sobre todo en brazos, parte superior de las piernas y cuello), inquietud, dificultad para permanecer sentado, cefaleas.

La ansiedad sería un nivel superior dentro de un continuo de estrés. Ambos formarían parte de diferentes rangos de un mismo patrón. El estrés en si mismo no es malo, nos dispone para la acción, si no se vuelve crónico o persistente no supone un problema. De acuerdo con la curva del Arousal o Rendimiento, un nivel bajo de estrés se caracteriza por un estado de DESMOTIVACIÓN. Si aumentamos un poquito el estrés, aumentaría proporcionalmente el rendimiento y entramos en un estado de ALERTA. El punto más alto de la curva se corresponde con un nivel medio de estrés y un rendimiento ÓPTIMO. Si en ese momento el estrés es elevado o se mantiene de manera prolongada en el tiempo se convierte en ANSIEDAD. Con este nivel de activación continuado el siguiente paso sería el BLOQUEO.