viernes, 20 de diciembre de 2013

Trastornos con componentes agresivos y relacion con conductas delictivas III

DESÓRDENES AFECTIVOS:
O también llamados desordenes anímicos. Entre 25 y 50% de los pacientes internos en instituciones psiquiatricas son clasificados como victimas de desordenes anímicos.

Uno de los desordenes afectivos es el llamado desorden depresivo mayor, o depresión unipolar. Se caracteriza por llanto excesivo, bajos niveles de energía, falta de sueño y deficiencias en la motivación, como la relacionada con el sexo y el apetito. Puede también presentarse agresión; el individuo deprimido puede intentar suicidarse o asesinar a las personas cercanas, en un posible intento por librarlos del sufrimiento según lo percibe el individuo deprimido. Asimismo, en una condición de depresión agitada, ciertos individuos pueden tornarse más agresivos en contra de los demás.
   
El desorden bipolar presenta a un mismo tiempo depresión y manía. El individuo generalmente esta deprimido durante un periodo relativamente largo, posiblemente de varios meses, y después pasa a una fase maniaca mas breve. Esta fase se distingue por un aumento anormal de la energía, tanto física como mental, y por falta de sueño. La persona puede sentirse eufórica o irritable y agresiva, lo que ocurre especialmente cuando sus proyectos poco realistas son obstruidos o sus ideas no son aceptadas por los demás.

Los desordenes afectivos, como la esquizofrenia, parecen estar determinados genéticamente.

DISFUNCIONES CEREBRALES:
La expresión desorden mental provocado por padecimiento médico general es empleada para referirse a individuos que presentan problemas mentales que pueden estar ligados a deterioro identificable de la función cerebral. Este deterioro puede estar causado por varios medios, como trauma, enfermedad y, en el algunos caso, fármacos.

Si el deterioro provoca daño en los centros de inhibición de la agresión o excitación de los centros de producción de agresión, ésta puede aumentar. Dependiendo de la fuente del problema, es posible un tratamiento.

Cuando la agresión es producida por los efectos del uso continuo de un fármaco o de una enfermedad prolongada, el tratamiento directo de la fuente puede ayudar si el cerebro no ha sufrido daño significativo o si el problema es funcional, como un desorden metabólico que este afectando la actividad cerebral. Así, el tratamiento directo puede incluir una restricción de los fármacos, la adición de ciertos complementos a la dieta, como vitaminas necesarias, o el control médico de una infección.

En casos de daño cerebral permanente, los neurocirujanos pueden remover un tumor o un quiste que haga presión sobre las estructuras neurológicas que amenace con dañarlas si se le permite crecer. La neurocirugía también puede ser necesaria para remover estructuras irritantes, como tejido cicatrizado, que producen convulsiones. La cirugía vascular puede ayudar a restaurar el flujo sanguíneo hacia áreas afectadas por una embolia. La terapia con fármacos también puede resultar de ayuda para el control de la agresión asociada con la disfunción cerebral.

La agresión inducida por fármacos es a veces tratada por medio de la administración de tranquilizantes menores.

En caso de daño cerebral permanente, el tratamiento con fármacos tal vez no controle completamente la agresión.


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