Aunque como veremos a continuación la
concepción sobre el autismo ha ido avanzando y se han formulado teorías sólidas,
y ya no solo basadas en la mera observación de casos, aún nos queda mucho por
hacer y por aprender para lograr la verdadera inclusión de estos niños en la
educación. Es mucha la fascinación que el autismo y sus teorías suscitan aun
hoy en día, suponiendo un reto y un desafío a los profesionales de la salud y
de la educación que buscan la comprensión de la mente autista y sus
peculiaridades.
En
los últimos años se ha observado un aumento de los casos de autismo detectados
y diagnosticados, quizás debido a la mayor participación y conocimiento de
todos los profesionales implicados o a la mayor precisión de los procedimientos
e instrumentos diagnósticos o a un aumento real de este tipo de trastornos
(Confederación Autismo España, 2018). Las cifras apuntan a que en Europa 1 de
cada 100 niños nacidos tiene autismo (Autism- Europeaisbl, 2015) y en estudios
recientes realizados en Estados Unidos, los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC) en 2012 señalaban que 1 de cada 88 nacidos es
diagnosticado de Trastorno del Espectro Autista. Por otra parte, ya no parece
un diagnóstico más propio de varones, aumentando los diagnósticos en niñas y mujeres
en los últimos años (National Association of Special Educational Needs, 2016; citado
en Confederación Autismo España, 2018).
Aún en la actualidad no existe unanimidad
respecto al profesional encargado de realizar el diagnóstico de autismo,
existiendo quienes consideran que dicho diagnóstico debe ser formulado por un
médico o pediatra frente a los que consideran más apropiado que sea un
psicólogo o un psicopedagogo. Lo que sí que resulta obvio es que tanto los
docentes como los profesionales de la educación deben tener claros cuáles son
sus síntomas y estar atentos a las señales más comunes para poder detectarlo lo
antes posible a través del lenguaje, juego y pensamiento, tanto en el aspecto
relacional como en el proceso simbólico (Klein, citado por Viloca, 2012). El
diagnóstico se suele hacer de manera multidiciplinar, mediante instrumentos
específicos y a partir de los 3 años de edad, aunque se puede hacer desde los
18 meses (Matson, Boisjoli, Hess&Wilkins; citado por JodraChuan, 2015).
En
este sentido, siguiendo el trabajo realizado por Viloca (2012), podemos resumir
en la siguiente tabla los síntomas autistas comunes:
Síntomas del Autismo. Fuente:
Viloca, 2012, p.33.
SÍNTOMAS AUTISTAS COMUNES
|
1. Alteración de la interrelación.
|
Desconexión.
Ve, pero no mira.
No hay motivación en conocer ni
explorar el medio.
Tendencia a la autoestimulación de
sensaciones en lugar de establecer una relación.
No utiliza las manos, ni para dar ni
para recibir.
No hace gestos anticipatorios que
comuniquen una demanda de relación.
No existe sonrisa comunicativa.
Hacen una acción sin mirar a la madre,
sin compartir con ella el placer: no intersubjetividad.
Deambula sin intencionalidad.
Maniobras que ponen de manifiesto su
estado de indiferenciación con el entorno: coge la mano del adulto y le hace
coger objetos.
Oye, pero no atiende, ni se gira si se
le llama por su nombre.
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2. Apariencia de felicidad, de no
frustración.
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3. Fijación en los movimientos
repetitivos o estereotipados.
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4. Resistencia los cambios. Tendencia a
repetir las situaciones, a la invariancia: intolerancia frente a lo
desconocido o nuevo.
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5. Alteración en la manipulación de los
objetos. No juego simbólico.
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6. Acciones que externalizan su estado mental:
ansiedades.
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7. Memoria perceptiva o fotográfica.
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8. Inestabilidad a dolor físico.
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9. Conductas agresivas y autoagresión.
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10. Trastornos de la alimentación y del
sueño.
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11. Ausencia de lenguaje o lenguaje muy
alterado.
|
Por otra parte, nos parece
importante mencionar las dos clasificaciones diagnósticas oficiales en salud
mental, la de la Organización Mundial de la salud (CIE) y la de la Asociación
Americana de Psiquiatría (APA), en la que también podremos comprobar la
evolución del término autismo en los últimos años.
La
Organización Mundial de la Salud, 1992, en su décima edición de la
Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de
Salud (CIE-10), establece bajo el epígrafe: F84 Trastornos Generalizados del Desarrollo,
la siguiente clasificación diagnóstica:
La Asociación Americana de Psiquiatría
(APA), el DSM-5 (American PsychiatricAssociation, 2013), guía de consulta de
los criterios diagnósticos establece los siguientes criterios para el Trastorno
del espectro autista 299.00(F84.0):
A. Deficiencias persistentes en la
comunicación social y en la interacción social en diversos contextos,
manifestado por todo lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los
ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):
·
Las deficiencias en la reciprocidad
socioemocional, varía, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y
fracaso de la conversación normal en ambos sentidos, pasando por la disminución
en intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el fracaso en iniciar o
responder a interacciones sociales.
·
Las deficiencias en las
conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social,
varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada,
pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o
deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de
expresión facial y de comunicación no verbal.
·
Las deficiencias en el
desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían, por ejemplo,
desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos
sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para
hacer amigos, hasta la ausencia de interés por las personas.
Especificar la gravedad actual:
La
gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos
(véase la Tabla 7).
B. Patrones restrictivos y repetitivos de
comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los
siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos,
pero no exhaustivos):
· 1. Movimientos, utilización
de objetos o habla estereotipados o repetitivos (por ejemplo, estereotipias
motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos,
ecolalia, frases idiodincrásicas).
· 2.Insistencia en la
monotonía, excesiva inflexibilidad de rutina o patrones ritualizados de
comportamiento verbal o no verbal (por ejemplo, gran angustia frente a cambios
pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos,
rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos
alimentos cada día).
· 3.Intereses muy
restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de
interés (por ejemplo, fuerte apego o preocupación por objetos inusuales,
intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
· 4.Hiper- o
hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos
sensoriales del entorno (por ejemplo, indiferencia aparente al dolor/ temperatura,
respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación
excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
Especificar la gravedad actual:
La
gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos
(véase la Tabla 7).
C. Los síntomas deben estar presentes en
las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse
totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o
pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la
vida).
D. Los síntomas causan un deterioro
clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funcionamiento habitual.
E. Estas alteraciones no se explican
mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o
por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el
trastorno del espectro autista con frecuencia coinciden; para hacer
diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro autista y
discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo
previsto para el nivel general de desarrollo.
Nota: A los pacientes con un diagnóstico
bien establecido según el DSM-IV de trastorno autista, enfermedad de Asperger o
trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otro modo, se les
aplicará el diagnóstico de trastorno del espectro autista. Los pacientes con
deficiencias notables de la comunicación social, pero cuyos síntomas no cumplan
los criterios del trastorno del espectro autista, deben ser evaluados para
diagnosticar el trastorno de la comunicación social (pragmática).
Especificar si:
Con
o sin déficit intelectual acompañante
Con
o sin deterioro del lenguaje acompañante
Asociado
a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocido (Nota de
codificación: Utilizar un código adicional para identificar la afección médica
o genética asociada).
Asociado
a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento (Nota de
codificación: Utilizar un código(s) adicional(es) para identificar el trastorno(s)
neurodesarrollo, mental o del comportamiento asociado[s]).
Con
catatonía (Nota de codificación: Utilizar el código adicional 293.89 [F06.1]
catatonía asociada a trastorno del espectro autista para indicar la presencia
de catatonía concurrente).