Para tratar el autismo desde la escuela
ordinaria, es importante que tanto los centros como los docentes tengan
presentes, en todo momento, que los alumnos con Trastornos del Espectro Autista
(TEA) no dejan de ser alumnos con necesidades educativas especiales
(NEE) y que, independientemente de su potencial e inteligencia individual,
siempre van a presentar, en mayor o menor grado, problemas en las
siguientes áreas (VIU, 2018):
- - Problemas
de interacción social, consistentes en un cierto grado de aislamiento y
falta de contacto social y afectivo con las personas, así como carencia de
empatía e incapacidad para expresar sus propios sentimientos.
- - Alteraciones de
conducta, conductas repetitivas o disruptivas y obsesión por ciertos temas
normalmente de escaso interés para el resto, como series de números o las
posiciones de estrellas y planetas.
- - Alteraciones cognitivas,
que afectan principalmente a aspectos relacionados con la abstracción, la
función simbólica, el lenguaje, la atención y la memoria.
- - Alteraciones en la
comunicación verbal y/o no verbal, que puede ser inexistente o presentar
importantes anomalías en la intencionalidad o el significado.
- - Dificultades de la
coordinación motriz, con grandes variaciones entre un caso y otro se observan
problemas de movimiento y coordinación.
Estos
problemas derivan en unas necesidades educativas específicas que tengan
como objetivo principal paliar, potenciar y mejorar en la medida
de lo posible las alteraciones en el plano cognitivo, intelectual y social de
estos alumnos. Para conseguirlo, el profesor cuenta con tres herramientas
básicas: adaptación del currículo, criterios metodologías especiales y
actividades específicas.
Los
objetivos generales de las estrategias educativas en niños autistas deben estar
dirigidos a la consecución de las siguientes metas (VIU, 2018):
- - Potenciar al
máximo la autonomía e independencia personal niños con autismo.
- - Desarrollar
el autocontrol de la propia conducta y su adecuación al entorno.
- - Mejorar
las habilidades sociales de los alumnos, para que su objetivo sea adquirir
la capacidad de desenvolverse en el contexto y el seguimiento de las normas,
claves y convencionalismos sociales y emocionales.
- - Desarrollar estrategias
de comunicación funcionales, espontáneas y generalizadas.
- - Fomentar la intención
comunicativa y la reciprocidad en la comunicación.
- - Desarrollar procesos
cognitivos básicos como el pensamiento abstracto, la atención y la
memoria.
- - Adaptación curricular.
En
base a la consecución de estos objetivos, el equipo docente del centro debe
realizar una adaptación curricular individualizada que se adapte al alumno en
función de los siguientes aspectos:
- - El grado y tipo de
autismo del alumno y sus características y potencialidad.
- - Las posibilidades
de desarrollo funcional de cada niño.
- - La evolución del
alumno.
- - El entorno familiar
y social del alumno.
- - El contexto
educativo en el que se encuentra inmerso el alumno: capacidades del
personal e infraestrucutra del centro, posibilidad de que reciba atención y
apoyo extraescolar, etc.
Respecto a los criterios
metodológicos, el procedimiento de enseñanza- aprendizaje utilizado debe,
por un lado, adaptarse al ritmo y las dificultades en el plano cognitivo,
comunicacional y social del niño y, por otro, incidir en
la experimentación y el contacto con los demás y el entorno, ya que
es la mejor forma de romper el hermetismo que caracteriza a estos chicos y
facilitar el aprendizaje funcional. Algunas acciones metodológicas en
esta línea que la experiencia ha demostrado muy eficaces son:
- - El aprendizaje en contextos
naturales.
- - Tomar los propios
intereses del alumno como punto de partida.
- - Prediseño de situaciones
que favorecen o desencadenan actos comunicativos.
- - El típico sistema de
aprendizaje de ensayo-error no funciona con niños autistas. En estos casos, es
mejor que el profesor le facilite los apoyos necesarios para que pueda realizar
la tarea y luego se los vaya retirando poco a poco.
- - Prestar mucha atención a
la expresión y comprensión de los estados emocionales propios y
ajenos.
- - Establecer rutinas y
situaciones muy estructuradas.
- - Evitar elementos de
distracción.
La organización
espacio-temporal también debe estar muy estructurada, facilitando la
predictibilidad y la anticipación.
- - Usar agendas para
que el alumno pueda tener muy bien organizado el tiempo, pueda predecir
situaciones y le sea más fácil controlar su conducta.
Las actividades enfocadas
a niños autistas deben ser muy funcionales, estar muy bien
organizadas y estructuradas y destacar por la claridad y la
sencillez. En cuanto a los materiales, se debe procurar que por sí solos
muestren al niño las tareas que debe realizar. Los apoyos visuales (dibujos,
fotos, carteles) son muy útiles en niños autistas como guía y elemento no solo
recordatorio, sino también de refuerzo motivacional de las acciones y tareas
diarias.
Los trabajos
en mesa deben ser repetitivos, bien estructurados, procurando que el
niño interactúe con sus compañeros y donde predominen los elementos
visuales (pictogramas, puzles) y con los que pueda experimentar (ceras de
colores, juegos de construcción, plastilina, etc.).
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